Antiguamente, todos los hombres practicaban una alimentación natural, por cuanto no se usaban entonces las elaboraciones industriales, mejoradores, conservantes, colorantes, ni otros tipos de aditivos químicos. Los hábitos alimenticios, por otra partes, eran guiados únicamente por las necesidades instintivas del cuerpo.
Pero, ¿por qué la alimentación natural? Diversos estudios demostraron que los organismos que se alimentan desequilibradamente están muchísimo más predispuestos a contraer todo tipo de enfermedades, aún las mas graves. Y el hombre moderno, lamentablemente, come absolutamente mal. La cantidad de enfermos deberá hacernos ver hasta qué punto resulta imprescindíble cambiar urgentemente nuestra forma de alimentarnos.
Si se desea conseguir y mantener una buena salud, la alimentación debe cumplir dos funciones distintas: proporcionar un máximo de energía con un esfuerzo mínimo de asimilación, y permitir que el cuerpo elimine adecuadamente sus residuos. Todo elemento que el organismo no sea capaz de convertir fácilmente en energía vital debe considerarse inútil e incluso nocivo.
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